
.La huella ecológica se suele medir en hectáreas globales (hag) por habitante y año. Es una estimación de la superficie que se necesita para producir los recursos consumidos: la superficie de campos para cultivar los alimentos y la fibra para ropa, la de los pastos para el ganado, la del mar para sostener las capturas de pesca, la de bosque para producir la madera y pulpa, o la utilizada para construir encima ciudades, carreteras o cualquier infraestructura. No tiene en cuenta el uso de agua u otros impactos generados por el consumo (como la contaminación o la pérdida de biodiversidad).
¿Qué pasa con la incidencia en la biosfera del consumo de bienes o de energía? Pongamos que hacemos caso de la campaña de marketing de una marca de automóviles que propone a sus clientes plantar árboles para compensar las emisiones de sus coches: ¿Qué superficie forestal tendría que haber en España para que absorbiesen todo el CO2 que sale del tubo de escape de los coches en un año? Quizá a más de uno le parezca una solución un tanto extraña, pero así es exactamente cómo se calcula el uso de combustibles fósiles para llenar el depósito de gasolina o para producir los propios vehículos.
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